El bufón
En la calle
Tradición
Vestuario
Bufón
En Grecia y Roma
En la Grecia ateniense, los bufones compartían en los teatros las creaciones de Sófocles y de Eurípides.
En Roma, las obras de muchos autores cómicos y algunos pasajes de las de Marcial, Séneca y Suetonio -reflejadas en pinturas halladas en Pompeya- dan pistas sobre los gustos romanos por la figura del bufón. En Pompeya, en concreto, se han hallado vasos etruscos con figuras cómicas, en muchos casos deformes o monstruosas.
Hay noticia, un tanto fabulosa, de que el emperador Augusto hizo exhibir un joven llamado Licino que no tenía más de seis decímetros (poco más de medio metro) de altura, no pesaba más de 8 kilos y que, sin embargo, poseía una voz estentórea. Galba, Capitolino y Cecilio son nombres de famosos bufones satirizados por Marcial. Las rivalidades de Pilades y Batilio, dos mímicos famosos, alborotaron de tal manera el orden público que Augusto se vio obligado a desterrar al primero.
El mundo pagano legó los bufones al cristiano, pudiéndose seguir sus huellas en el Digesto, en Isidoro de Sevilla y otros historiadores de la época.
En la dramaturgia
El bufón, como personaje cómico o tragicómico, está presente en casi todas las dramaturgias, y como el loco, es un ser marginal, cuyo discurso es escuchado y prohibido, deseado y nulo a la vez.5 El Falstaff shakesperiano, heredado por Verdi y Salieri es "el principio orgíaco de la vitalidad desbordante, la palabra inextinguible, la revancha del cuerpo sobre el espíritu"; para Mauron es "el vértigo de la comicidad absoluta";6 en la Commedia dell'Arte, el Arlequín encarna el triunfo del pequeño frente a los "dueños"; en la cultura popular, el bufón es el héroe de los pícaros, cronista de los acontecimientos como una parodia del coro clásico.
En este juego de antiguas y modernas definiciones del bufón, quizá una de las más acertadas haya sido la del filósofo Theodor Adorno: "En el parecido de los payasos con los animales se ilumina el parecido del hombre con el mono: la constelación animal-loco-payaso es uno de los fundamentos del arte".7
El bufón de Shakespeare
Con pareja sensibilidad a la de Velázquez, William Shakespeare retrató a uno de los más logrados bufones literarios en su tragedia El rey Lear, donde Bufón supera su dimensión dramática, y sus canciones e irónicas ocurrencias desvelan la lógica oculta de los acontecimientos (en una especie de «fatum» del alter ego del protagonista del drama).8
Álex, el Bufón Húngaro
Dire de teatro europeo cambió las tablas por el patiperreo artístico y hace giras por el Reino de Chile.
19/12/2011 - Autor: Nelson Ojeda
Luego de divertir hasta dejar con dolor de guata a reyes, emperadores, sultanes y rajás de los rincones más fondeados del mundo, “Álex, el Bufón Húngaro” aterrizó en las calles de Chile para entretener a los monarcas criollos.
Con un espectáculo digno de la realeza que se pone en marcha sólo con tirarle una gambita en el sombrero, el bufón internacional deja chicos a músicos andinos, humoristas y hasta un dinosaurio Barney (con menos brillo que un kiwi) que comparten escenario en la calle Barros Arana de Concepción.
Bajo un majestuoso traje morado y un acordeón de donde salen acordes de pulentos de la talla de Beethoven para arriba, el payaso de palacio deleita incluso a los mirones que no ponen ni uno, porque tiene súper claro que las calles, a diferencia de los castillos, son lugares públicos y libres.
En un aro de su vistosa presentación para el respetable público de sangre azul, el bufón húngaro, que cuando se saca el disfraz se llama Sanji Keleman (55), contó a La Cuarta que actualmente está en su tercera gira callejera por el país, donde recorre desde Iquique hasta Punta Arenas.
Con más de 30 años de carrete artístico, este director de teatro de profesión confiesa que goza como cabro chico haciéndole el tony a sus “reyes y reinas”, por lo que decidió apostar por los shows itinerantes.
-¿Por qué la calle y no las tablas?
Llevo 5 años viviendo en Chile y en Valparaíso tuve mi propio teatro, pero encontré que ésta es la mejor forma de llevar el teatro clásico a la gente. Con esto y otros pitutos en eventos y casinos hago la plata para la casa.
Torkexx 2017
Tradición de corte
El personaje del bufón profesional se popularizó en la Edad Media y Renacimiento europeo. Aquí trataremos del personaje real no el del folklore o del bufón literario (trickster y tontos sabios).
Siempre se piensa en los bufones llevando ropa de colores alegres y sombreros excéntricos de modelos variopinto. Sus sombreros distintivo era una gorra con campanas en cresta de gallo; hecho de la tela, tenían tres puntos flojos cada uno con una campana de tintineo al final. Los tres puntos del sombrero representan los oídos del burro y se llevaban puesto en tiempos tempranos. Otras elementos distintivos eran su risa sardónica y su cetro fingido, bastón o en francés marotte.
Esta es la imagen que tenemos del bufón y el de mayor influencia es el bufón de corte europeo, pero estos personaejes extraños y raros resultan ser una figura universal, aunque con otra imagen, ya que los hubo en la Antigua China, el Antiguo Egipto, el Imperio mogol de la India, Oriente Próximo, Imperio Romano, Africa, América precolombina, incluso Australia tuvieron diferentes personajes como bufones.
ANTIGUA CHINA
En China, al bufón, se les denominaba paiyou, youren, youling, changyou, lingren, linglun. El elemento de bufón a menudo tiene que ser seleccionado según el contexto, aunque el carácter clave parezca realmente referirse expresamente a bufones, uno de los términos principales que al principio fue usado para significar 'al bufón' también puede significar 'a actor', pero el drama chino empezó mas tarde por ello el significado original era alguien que usaba el humor para burlarse y bromear, quién podría hablar sin ofender, y quién también tenía la capacidad de cantar o bailar.
Con purgas imperiales periódicas contra actores por su franqueza, muchos de ellos tomaron los caminos y se dispersaron a través del Imperio en busca de nuevos auditorios y mayor libertad. Las ondas sucesivas de tales cómicos errantes pueden haber puesto las fundaciones para la bufonería medieval y del Renacimiento, posiblemente contribuyendo a la marea alta de la adoración de locura que barrió a través del Continente a partir de la última Edad Media.